


"Cuando pienso en La Venta del futuro, me viene a la cabeza un sitio vivo"
Hablamos con Aintzane Mardaras, vecina de Andra Mari, sobre #BentaraNoa.
¿Qué sabes sobre La Venta?
A decir verdad, no sé mucho acerca del edificio La Venta. Es un edificio municipal pero, desde que lo conozco, se ha utilizado únicamente como bar. Aunque sé que antiguamente se utilizaba para dinamizar el barrio, he intentado hallar más información acerca del edificio a través de internet, pero no he encontrado nada. En mi opinión, eso también es significativo, ya que estamos olvidando una parte de nuestra historia. Por eso, me parece que debemos aprovechar este proceso participativo para recuperar esa parte de nuestra historia y rememorar el pasado del edificio La Venta. Hoy en día, como soy madre, suelo estar acompañada de niños y niñas y padres y madres. Pienso que este proceso debe difundirse en los centros educativos locales. Además, crearía algún espacio para que tanto niños y niñas como padres y madres dibujen La Venta del futuro y recuperen una parte del pasado. Seguro que el Ayuntamiento cuenta con soportes audiovisuales para transmitir a los niños y las niñas el uso que de La Venta se hacía antiguamente. Hay tres centros cerca de La Venta: Andra Mari, Geroa y Europa.
¿Qué usos le darías a La Venta?
Personalmente, no conozco el interior del edificio La Venta. Solo he estado en el bar. No sé qué extensión tiene pero, cuando pienso en La Venta del futuro, me viene a la cabeza un sitio vivo. Es decir, un espacio lleno de vecinos y vecinas y niños y niñas. Como he mencionado, soy madre, así que haría una especie de ludoteca en ese espacio. En el polideportivo Andra Mari existen salas para reuniones; por tanto, dibujaría el edificio La Venta como un espacio de ocio para niñas y niños y personas adultas; la parte de arriba quizá la dividiría en dos espacios: por un lado, la sala de las personas adultas, con periódicos, libros, televisión, cocina y demás; y, por otro lado, el rincón infantil. Ese espacio lo llenaría de juguetes y libros infantiles pero no emplearía la figura del monitor o la monitora para dinamizarlo. En mi opinión, debe tratarse de un espacio que promueva la relación entre hijos e hijas y padres y madres. Por tanto, lo dibujaría como un espacio de libertad, basando su uso en la convivencia y el respeto. Las niñas y los niños deben respetar tanto el lugar como a las demás personas que lo utilicen, y, al mismo tiempo, la implicación de padres y madres es necesaria para que, por voluntad propia, hagan de cuentacuentos, ofrezcan un taller...
¿Podrías dar un ejemplo de los usos que propones?
Existen espacios similares en otros pueblos, como por ejemplo en Sopela (Kurtzio) o en Armintza.